¡No hay gatos malos! Problemas de conducta y cómo resolverlos
Lo creas o no, no hay gatos malos. Los gatos son simplemente únicos. Viven en un mundo de gatos y hacen lo que hacen los gatos, no importa lo que intentes decir o hacer para convencerlos de que se adapten a tu mundo. Lo más importante para ti como padre de un gato es entender por qué tu gato hace lo que hace. Los gatos no van a la escuela de obediencia. Si se salieran con la suya, tú, como padre de una mascota, irías a la escuela de obediencia para aprender a tratar a tu mascota. Un gato no es un perro; un gato no actúa como un perro, no piensa como un perro ni se comporta como un perro. Si quieres una mascota que se comporte como un perro, consigue un perro no un gato. Dicho esto, vayamos al punto de entender el comportamiento de los gatos. Castigar a un gato por su mal comportamiento es como tratar de vaciar el océano con un solo vaso. Por mucho que lo intentes, nunca podrás vaciar el océano o hacer que tu gato entienda por qué lo estás castigando. El castigo nunca curará el mal comportamiento; sólo hará que tu gato se asuste y te tenga recelo. Los gatos son lo suficientemente inteligentes como para saber que una vez castigados por una fechoría no lo volverán a hacer, delante de ti. Esperarán hasta que te des la vuelta o salgas por la puerta. Aunque creas que tu gato entiende lo que dices, aunque grites, no te prestará atención excepto para huir, ignorarte o esperar a hacerlo de nuevo más tarde. Un ejemplo perfecto es un gato que se pelea constantemente con otro gato de la misma casa y cada vez que puede le persigue. Sin embargo, si empieza a perseguirlo y luego nos ve, se detiene, nos mira y luego se aparta como si estuviera dando un paseo. Sabe que le diremos "No" en voz alta y le regañaremos. Por supuesto, no sirve de nada regañarle, pero nos hace sentir mejor. Hay varias buenas razones por las que tu gato hace lo que hace para molestarte. En primer lugar, los gatos no tienen un buen dominio de nuestro idioma; no son gente pequeña y peluda. Sin embargo, sí entienden las respuestas positivas y negativas a sus acciones. A los gatos les encantan los elogios, las mascotas y las golosinas y esta es nuestra arma secreta. Gritar, chillar, dar nalgadas o golpearlos sólo traumatizará a tu gato y le darás miedo. Detente un momento y piensa en la vida que tu gato está llevando (vale, te gustaría poder llevar esa vida) teniendo en cuenta su día. Está en el trabajo todo el día y puede llegar a casa tarde y cansado. Tu bola de pelo ha estado durmiendo todo el día y quiere jugar. Quieres sentarte, comer y ver la televisión. Le das a tu gato algunas caricias y mientras lo haces te da un pequeño mordisco en la mano. Reaccionas…